lunes, 22 de junio de 2020

Miguelito


Miguelito Curcio tenía un bar donde antes había estado Quicho. Una noche llegaron los marineros de un barco y querían comer pescado. No había comida. Era un bar, no una cantina.
-Miguelito, tu vieja es como mi vieja, sabe mucho de cocina, le dijo Tulio. Por qué no les hacés unos "músculos" -se dirá moluscos, pero en White seguirán siendo músculos- y les ponés bastante ajo y perejil... les va a gustar.
El "musculero" se los trajo del Boulevard. Los tipos se quedaron "locos de la vida". Y como siguieron yendo, poco a poco el bar se fue convirtiendo en cantina. Una cantina que fue precursora. Adquirió fama y abrió el camino a las que vinieron después. Muchas...
Miguelito ganó mucha plata con la cantina. Una vez fue a comer allí Mirtha Legrand. Siempre lo recuerda. También Héctor Mauré.

Extraído de "Historietas Whitenses", de Ampelio M. Liberali. Museo del Puerto. Edición de la Cocina del Puerto de Ingeniero White. Bahía Blanca. Octubre de 1994; pp. 36 y 37.

No hay comentarios:

Publicar un comentario