lunes, 29 de mayo de 2023

Una vueltita por el Saladero

 El Saladero fue un barrio activo y progresista. Hubo allí una salina, que le dio el nombre y había sido instalada por un alemán. Muchos residentes en la zona compraban o se agenciaban de los enormes cajones de madera de los embalajes de las máquinas que traían las empresas cerealistas y las utilizaban como viviendas precarias. Después les iban agregando habitaciones y algún tipo de confort.

La mayoría de la población se abastecía en El guanaco, que era un almacén y despacho de bebidas (eufemismo de boliche) que estaba en un cruce de caminos privilegiado para la zona de gran actividad cerealera. Casi todos los galpones de las casas cerealistas rondaban el lugar. Las enormes pilas de trigo embolsado se veían desde la ruta. A la intemperie, aguardaban el traslado a los buques para su envío a todos los puertos del mundo.

El trabajo abundaba. Toda la actividad necesitaba mano de obra. El Saladero era uno de los sectores más activos de la zona. Y tuvo su club: Saladero, que fue el primero en organizar kermesses.

Extraído de "Historietas Whitenses", de Ampelio M. Liberali. Museo del Puerto. Edición de la Cocina del Puerto de Ingeniero White. Bahía Blanca. Octubre de 1994; p. 53.