lunes, 18 de enero de 2021

Piove... non piove

 El doctor Santiago Milozzi, hijo de los dueños del restaurante de la calle Guillermo Torres, cuando ya la casa había cesado su actividad, fue una noche a la cantina de Tulio en el Jockey Club. Carmelo Lupo, el cantor de la casa, iba de mesa en mesa dedicando sus canciones a los comensales. Después de cantar un par de canciones le decía casi al oído de Milozzi: Piove... non piove... mi pare che piove, ma non piove...

Milozzi, intrigado, salió a la calle. El cielo estaba estrellado. Ni una mísera nube empañaba el brillo de la luna. Volvió a la mesa y llamó a Tulio: Este tipo dice que llueve, ¡pero no llueve...! Tulio le hizo señas con los dedos y sin decir palabra, le explicó que lo de "piove, non piove", era la manga de la propina... Milozzi sacó un billete de cincuenta pesos y se lo dejó a Lupo. Una fortuna, ¡cincuenta pesos!


Extraído de "Historietas Whitenses", de Ampelio M. Liberali. Museo del Puerto. Edición de la Cocina del Puerto de Ingeniero White. Bahía Blanca. Octubre de 1994; p. 40.