lunes, 28 de febrero de 2022

Pero, ¿quién era Orlando Traversa?

 Había nacido en Osimo, cerca de Ancona, en Italia, a la vera del Adriático. Era hijo de un activo colaborador de José Garibaldi en sus luchas por la unificación italiana contra Austria y contra el Reino de Nápoles. Con el subsidio obtenido en esa actividad costeó los pasajes de su hijo Orlando y otros hermanos, para que se radicaran en la Argentina. Eran tiempos duros para Europa, en constante turbulencia social. Era tanta la admiración de aquel hombre por Garibaldi que cuando convocó a sus legiones para las campañas en Brasil y el Uruguay, dejó a su esposa y a sus siete hijos y entre ellos Orlando para alistarse en las filas del gran jefe.

Orlando Traversa llegó al país en 1907. Su primer trabajo en Bahía Blanca fue en la imprenta de La Nueva Provincia, donde conoció a don Enrique Julio. El periodista lo estimuló para que instalara una escuela en Ingeniero White. Accedía así a un pedido de obreros y habitantes del lugar.

Su primer colegio se inauguró en La Casa del Pueblo, donde actualmente funciona el correo. El local, de madera y chapa, pertenecía a FORA, sindicato que se caracterizaba por su resistencia a la explotación y cumplía una actividad gremial honesta y apolítica. Pero las frecuentes asambleas a cualquier hora y sin aviso previo lo obligaban a suspender las clases. Y antes, ¿suspender una clase...? ¡Nunca!

Entonces trasladó su colegio, el Dante Alighieri, a su nuevo local (con vivienda familiar) en Mascarello 228 (hoy 3.983) donde funcionó hasta su muerte, el 23 de octubre de 1938.


Extraído de "Historietas Whitenses", de Ampelio M. Liberali. Museo del Puerto. Edición de la Cocina del Puerto de Ingeniero White. Bahía Blanca. Octubre de 1994; pp. 45 y 46.

lunes, 21 de febrero de 2022

Orlando Traversa

Fue un maestro inolvidable. Por su casa de la calle Mascarello pasaron cientos de aquellos muchachos que le dieron a su pueblo una fisonomía tan particular y tan respetable.

Casi nunca salía de su casa, si no era por asuntos intransferibles. Por eso le habían puesto un mote relativo a la madriguera: Vizcacha.

En un solo recinto con ventanas a la calle atendía a todos sus alumnos. Varios grados, separados por sectores de bancos, establecían la diferencia únicamente con textos que cada uno estudiaba y rendía.

Un pizarrón y toneladas de tizas fueron suficientes para que al cabo de muchos años sus alumnos conserven hoy lo que aprendieron entonces. Más de uno de aquellos muchachos, hoy con mucho tiempo sobre sus espaldas, no tienen reparo en decir: A veces los nietos me preguntan cosas que yo aprendí con Traversa y ellos ni siquiera las conocen, aunque estén en la universidad...


Extraído de "Historietas Whitenses", de Ampelio M. Liberali. Museo del Puerto. Edición de la Cocina del Puerto de Ingeniero White. Bahía Blanca. Octubre de 1994; p. 45.

lunes, 14 de febrero de 2022

La biblioteca

 Ingeniero White le debe un homenaje a José Cobo. Por él vivió la biblioteca. También a Avelino Muñiz, dueño del local donde funcionó durante tantos años. Casi nunca cobraba el alquiler y muchas veces pagaba el gas, la luz, los impuestos. Cobito cumplió ochenta y tres años en el '92; es de 1909, y Avelino de 1912.

Hoy la biblioteca tiene su propio edificio en Mascarello, frente a los bomberos voluntarios. La casa la adquirió el Club de Leones a la familia Emiliani, que puso un precio accesible, como un homenaje a sus progenitores. De manera que la biblioteca tiene pilares y columnas en mucha gente del pueblo: Cobo, Muñiz, Stacco, Emiliani, Antonelli, Fontán... muchos más...


Extraído de "Historietas Whitenses", de Ampelio M. Liberali. Museo del Puerto. Edición de la Cocina del Puerto de Ingeniero White. Bahía Blanca. Octubre de 1994; pp. 44 y 45.