martes, 11 de abril de 2023

Avelino Muñiz, paracaidista

 Sucedidos varios

. La sastrería de su padre estuvo siempre en Elsegood, al lado del cine Jockey Club. Avelino fue al colegio pero nunca fue el mejor alumno del grado. Es más, tenía 3 en casi todas las materias. Un año elevó el nivel: tenía 5. (Había repetido...)

Ahora, cuando a sus sobrinos les reprochan bajas calificaciones, los pibes dicen: ¿Y para qué voy a estudiar tanto, si el tío Avelino tenía 3 en todo...?

. Lo mandaron a estudiar a Fortín Mercedes. Se escapó por la ventana.

. Una vez con su sobrino Pablito Freixa se llevaron, como al descuido, dos perros salchichas de un buque danés. Freixa recuerda que con Avelino hacían todas las cosas de zurda y por atrás. Nada "de frente y por derecha".

. Otra vez Avelino se tiró de un techo con un paraguas, al estilo paracaídas. Le erró al montículo de arena que había en la vereda y se luxó un tobillo.

. Con Pablo Ferrari salieron "a correr mundo". Llegaron a Sierra de la Ventana. El compromiso era llevar el mono al hombro entre cinco palos del telégrafo. Avelino le metía el perro y lo devolvía cada cuatro palos. Se volvieron.

. El azúcar costaba quince centavos en 1920 pero en 1940 ya había subido a treinta. Avelino iba a comprar los víveres pero le decía a la madre que costaba igual que en años anteriores, cuando en realidad costaba el doble. Para que no sufriera, claro. Por eso doña Perfetta le decía: Traé aceite de oliva, que está barato... (¡Qué iba a estar barato...!)

. Con Pepe de Siano y Luengo se propusieron quemar el Colegio Sarmiento. Era el cumpleaños de Vicenciano Villa, que en esa fecha iba a Bahía Blanca, compraba masas de confitería y convidaba a cada alumno con una masita.

Avelino llevó los fósforos. Pepe de Siano encendía uno y lo arrojaba al sótano por una ventanita que daba a la calle. El sótano estaba lleno de agua. ¡Se gastó la caja y no se encendió nada! Llegó Villa y dijo: Hay olor a fósforos... Entonces lo vio a Luengo con la caja en la mano y le dio tal biaba que lo dejó con los párpados más caídos que de costumbre.

. Vicenciano Villa, director del Sarmiento, tenía fama bien ganada de represor. Al Colorado Ferrari, de un sopapo, por poco no le arrancó una oreja. Cuando el Colorado se lo contó a su padre, le dio otro cachetazo y lo tiró bajo una mesa.

. Un día, en la década del '60, llegaron a la casa de Avelino dos militares "colorados" que habían perdido en aquellas escaramuzas con los "azules". Pidieron refugio. Avelino preguntó:

- ¿Ustedes mataron a alguien...?

- ¡No... no...!

- Bueno, adentro. (Se quedaron unos tres meses).


Extraído de "Historietas Whitenses", de Ampelio M. Liberali. Museo del Puerto. Edición de la Cocina del Puerto de Ingeniero White. Bahía Blanca. Octubre de 1994; pp. 51 y 52..

martes, 4 de abril de 2023

Boxeadores y luchadores

Beltrachini y Torcoletti eran pesos pesados. Orlando Caporaloni  tuvo fama como boxeador de categoría. Uno de los hermanos Castillo, que vivía en el Boulevard XX, hizo varias presentaciones. El gordo Arturo Reschini, que no era whitense pero... se le parecía, también fue luchador y ganó prestigio en la actividad. Camisalonga (Nicolás Caputo), cuya fama se acrecentaba en carnaval, también era aficionado a la lucha, además de haber sido un eximio nadador. (Recuerdos de José Cobo).

Extraído de "Historietas Whitenses", de Ampelio M. Liberali. Museo del Puerto. Edición de la Cocina del Puerto de Ingeniero White. Bahía Blanca. Octubre de 1994; p 49.

lunes, 3 de abril de 2023

Casas rodantes...

Era muy frecuente el traslado de casas de madera. Como habían sido levantadas sobre pilotes, cuando se las debía trasladar se colocaban sobre rodillos o troncos y eran remolcadas por caballos. El primero en hacer esa tarea fue Borelli, después Alejandro Dignani.

Si alguien se quedaba dormido podía despertar a diez cuadras de donde se había acostado...


Extraído de "Historietas Whitenses", de Ampelio M. Liberali. Museo del Puerto. Edición de la Cocina del Puerto de Ingeniero White. Bahía Blanca. Octubre de 1994; p 49.