lunes, 24 de enero de 2022

La cancha de bolos

 Se parecía a la de bochas pero los yugoslavos que la frecuentaban practicaban un juego parecido que consistía en voltear el palo del centro, sin tocar los otros. Los domingos tenían su fiesta. Colocaban un cordero en un eje entre dos horquetas y lo cocinaban a fuego lento, al spiedo.

Toda gente buena, jamás había peleas entre ellos. El almacén estaba en la cortada de Knour y Harris. Se llamaba La Croacia.


Extraído de "Historietas Whitenses", de Ampelio M. Liberali. Museo del Puerto. Edición de la Cocina del Puerto de Ingeniero White. Bahía Blanca. Octubre de 1994; p. 44.

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