lunes, 7 de marzo de 2016

Vicente Angelozzi



Manejaba bien la zurda pero la derecha era "la otra". Si la pelota le venía para la de madera, pasaba la izquierda por delante y le daba con la útil. Pero con una le bastaba para ser, muchas veces, la figura de la cancha.
En esa época Comercial era una potencia. La línea media -eran los tiempos de un arquero, dos zagueros, tres medios y cinco delanteros- la formaban Nanes (o Nani...) Cavallero y Angelozzi. Cuando ellos se fueron se terminaron los años de gloria. Después llegó algún campeonato, un regional, un nacional (del que mejor es no acordarse...) pero un plantel sólido, regular, eficiente, duradero como aquél no hubo más.
No era un tipo fácil Vicente. Serio, introvertido, jugaba y no hablaba. Eso sí, cuando decía algo era para el mármol.

Con los periodistas no se llevaba muy bien. Una vez se enojó porque en La Nueva Provincia apareció un comentario que le pareció injusto. Y cuando el autor de la nota fue a White varios hinchas lo increparon. Entre ellos Vicente. Consecuencia, durante mucho tiempo cuando se hacía la crónica del partido de Comercial, su nombre era, simplemente, N. N.

Durante el partido Angelozzi miraba las tribunas y calculaba, por la cantidad de público, cuánto les iba a corresponder de "viático". No eran profesionales puros, pero siempre había una parte de la recaudación para los jugadores.
- Hoy sacamos 3.50... 3.60... le decía a Tiumaní. Y si le erraba era por 10 centavos... Había adquirido un sentido muy afinado de la realidad.

Comercial perdía, en su cancha, 3 a 1. En el vestuario se hizo una promesa: Por lo menos, ¡empatar...!
 Entraron al segundo tiempo dispuestos a echar el resto. Empataron, pero quedaron reventados y faltaban como diez minutos. Comenzó la rutina de enfriar el partido y jugador que caía tardaba una semana en levantarse. Descansar... Le tocó a Tiumaní. Vicente se le acercó y le decía, en voz baja:
- Fate il morto... fate il morto... (Hacete el muerto). El árbitro, que había adivinado la canchereada, le preguntó:
- ¿Qué le está diciendo usted...?
- Que se levante de una vez, referee...

 No era un tipo fino Vicente. Pero era sincero, honesto, frontal. Si tenía algo que decir no buscaba intermediarios. Lo decía, así le costara la cabeza. Vicente Angelozzi no cantaba el arroz con leche.


Extraído de "Historietas Whitenses", de Ampelio M. Liberali. Museo del Puerto. Edición de la Cocina del Puerto de Ingeniero White. Bahía Blanca. Octubre de 1994; pp. 23 y 24.

 

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