lunes, 7 de marzo de 2016

Pishita


Antonio Espósito tenía un nombre para el civil y otro para la popular: Pishita. Era de esos bohemios que andan por los pueblos sin que nadie intente sustraerlos de su hermosa candidez intelectual. En cada ciudadano del mundo, por seguro y sólido que parezca, hay un sedimento de gitanería que no siempre surge a la luz pero que existe en lo más recóndito de su espíritu.
Pishita era más honesto, menos hipócrita, más leal a su ingenua identidad. Vivía sin complicaciones, al día, al minuto, sin preocupación. Desconocía por completo las consecuencias del stress y no sufría problemas generacionales.
Una mañana Ivo Distéfano, ferroviario "del tiempo de los ingleses", lo encontró en una comisaría de Mayor Buratovich. Encaró al oficial:
- ¿Qué hace este muchacho aquí...?
- Lo bajamos de un carguero en averiguación de antecedentes y como no tenía nada le dijimos que estaba libre... Hace varios días que está aquí... ¡no se quiere ir...!


Extraído de "Historietas Whitenses", de Ampelio M. Liberali. Museo del Puerto. Edición de la Cocina del Puerto de Ingeniero White. Bahía Blanca. Octubre de 1994; p. 26.

No hay comentarios:

Publicar un comentario