lunes, 6 de julio de 2015

El señor cura y el diablo


Hacía frío aquella noche y los traspuntes llevaron unas botellas de anís y ginebra. En "El señor cura y el diablo" tenía una escena final en la que debía entrar un agente de policía. Era Antonio Gómez. Y ya en el primer acto quería entrar... Parecía indignado por la escena de injusticia que veía (doble) desde bambalinas. Tito Distéfano lo paraba: No, Antonio...¡todavía no!
Cuando llegó la hora de entrar, Antonio no se tenía en pie. Se había limpiado las botellas y le salía humo por la chaqueta. Gianetto estaba desesperado. Llegaba el momento y el "chafe" se caía. No había bastón, ni siquiera un poste para sostenerse. Le puso una silla entre las manos y lo empujó a escena. Se acabó el drama... Cuando cayó el telón también se cayó el cana. Y esa noche durmió en la sala uno del Municipal.
A esa situación la llamaban "sbornia".

Extraído de "Historietas Whitenses", de Ampelio M. Liberali. Museo del Puerto. Edición de la Cocina del Puerto de Ingeniero White. Bahía Blanca. Octubre de 1994; p. 22.

No hay comentarios:

Publicar un comentario